Testimonio de Coco Sily
Muchas gracias Coco Sily por tu testimonio!! Claudio Pla
Aterrizaje de emergencia: cómo debe actuar un pasajero
El aterrizaje forzoso que debió realizar el avión de Air Canada en el aeropuerto de Madrid después de registrar un problema técnico en el momento del despegue, obliga a repasar el accionar que todo pasajero debe tener en esos momentos críticos.
Desde el correcto uso de las mascarillas, hasta la posición de impacto, sin olvidar la importancia de tener las manos libres resultan factores trascendentales a la hora de salvar una vida y colaborar para que la nave pueda ponerse a salvo.
De acuerdo a los especialistas, es recomendable contar el número de filas desde tu asiento hasta las salidas de emergencia frente y detrás de ti. Debes tener muy presente cuál es la más cercana, pues en caso de una evacuación, es posible que debas abrirte paso en un pasillo oscuro o con humo.
Mantener abrochado el cinturón en todo momento.
Tiene que estar perfectamente ajustado a la pelvis. Cada centímetro de distensión triplica la fuerza G en caso de impacto. La fuerza G es una medida de aceleración basada en el incremento de velocidad de un objeto o una persona debido a la gravedad.
Colocarse en posición de emergencia.
Según la Administración Federal de Aviación (FAA), hay que poner el asiento en vertical, apoyar la cabeza sobre las rodillas, agarrar los tobillos con las manos y mantener la cara entre las piernas. En caso de que el asiento delantero esté excesivamente pegado y no nos permita adoptar la posición anterior, colocar una mano con la palma hacia abajo sobre la parte trasera de ese asiento y luego cruza la otra sobre la primera con la palma hacia abajo. Apoya la frente contra las manos y mantén los dedos desenlazados.
De esta manera protegés tu cabeza de cualquier objeto que pueda caer y evitas ser impulsado hacia adelante con el impacto. Debes considerar que puede haber más de un impacto.
Para proteger tus piernas del impacto, es recomendable pisar bien con ambos pies y colocarlos, de preferencia, más atrás que las rodillas.
No se pare hasta que le digan que lo haga
El avión será seguro para evacuar cuando el comandante lo ordene. Ni un minuto antes. Para acelerar ese proceso, deje los pasillos libres para que la tripulación asuma los lugares que le corresponden en una emergencia. Un pasajero parado que se golpea y queda inconsciente es un tripulante que debe abandonar su puesto en una emergencia para asistirlo. Un asistente de a bordo fuera de lugar es una puerta que no se abre, un par de ojos que no ven lo que deben ver: Un tripulante fuera de lugar es un rol que no se cumple, cuando todo depende de los próximos 90 segundos.
La máscara de oxígeno
En caso de despresurización de la cabina se abrirá el compartimento superior y saldrán las máscaras de oxígeno. Solo disponemos de 15 segundos para empezar a respirar por la máscara antes de caer inconscientes. Las mascarillas de oxígeno funcionan por 15 o 20 minutos, aproximadamente; este tiempo debe resultar suficiente para que el piloto logre alcanzar una altura menor a 10 mil pies.
Humo
El fuego y el humo causan la mayoría de las muertes en los accidentes aéreos. Cubrite la nariz y la boca con un pañuelo u otra prenda. Si es posible humedecelo para una mayor seguridad. Hay que intentar mantenerse lo más abajo posible del nivel del humo al escapar.
Salir del avión lo antes posible.
Casi 7 de cada 10 muertes en accidentes aéreos se debe a incendios, no a lesiones. Por eso es crucial salir rápidamente del avión por una de las salidas de emergencia que veas más segura, sin entretenerse intentando rescatar nuestras pertenencias.
Mantente en un lugar seguro.
Una vez fuera del avión debemos alejarnos del mismo lo máximo posible y esperar a los equipos de rescate en una zona segura y sin moverse de ahí.
Deje sus cosas
Con la orden de evacuación dada, circule por el pasillo. No se ponga a bajar su equipaje de mano, retrasando la fila. Si por alguna circunstancia cunde el pánico (una explosión secundaria del incendio), lo dejará ahí en el pasillo, trabando a los pasajeros que vienen atrás. Además, si comete la estupidez de tirarse por el tobogán con su equipaje, puede lastimarse, lastimar a otros, o romper el tobogán inflable y anular la que tal vez sea la única salida posible. Es indispensable tener ambas manos libres para poder salir.
El estándar de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos indica que, en caso de emergencia, un avión debe ser evacuado en 90 segundos.
No filmar o sacar fotos:
En el medio de una situación de stress, el proceso cognitivo llamado Situational Assesment (Evaluación Situacional) necesita de toda la información disponible para poder lograr la importantísima Situation Awareness (Conciencia de Situación). Si usted se pone a filmar, reduce el campo de visión a la pantalla del celular. Es decir, resigna una visión de 120° horizontales y 60° verticales por una visión fija de 5 pulgadas.
Fuente: Clarín Internacional.
De fumar en los aviones a las apps en el celular: cómo cambió el turismo en los últimos 30 años
Un recorrido por algunos de los cambios, innovaciones y sucesos históricos que marcaron la evolución del mundo de los viajes entre 1990 y 2020.
“La sociedad actual se enfrenta a un déficit de tolerancia. El turismo une a las personas, nos ayuda a abrir la mente y el corazón”. Taleb Rifai, ex secretario general de la Organización Mundial del Turismo (OMT)
¿Te acordás cuando se podía fumar en los aviones? Si tuviste la oportunidad de viajar en los 90, seguramente habrás visto el sector destinado a los pasajeros fumadores dentro del avión. Hoy parece una locura, pero era así, había filas -pegadas al resto- donde el olor a pucho era moneda corriente. Para los no fumadores ya no importaba tanto la elección del “pasillo” o la “ventanilla”, sino cuán lejos podían ubicarse de aquellas filas que, literalmente, convertían en una humareda la parte trasera del avión. No fue hace tanto, depende de qué región o empresa tomemos como referencia: en 1998 Aerolíneas Argentinas lo prohibió en sus vuelos de cabotaje y un año más tarde, extendió la medida a sus vuelos internacionales.
Cuantificar si es poco o mucho tiempo es, convengamos, muy subjetivo. Pero si viviste el antes y el después, no parece tanto, ¿no? Basta con una mirada atrás, con pensar en los viajes y en ciertas rutinas asociadas a ellos hace unos años para ir marcando montones de cambios, pequeños en el día a día, abismales cuando los analizás a la distancia.
Tomemos, por ejemplo, los últimos 30 años, desde los 90 hasta ahora. En las puertas del nuevo mileno todo el mundo está fascinado con el Concorde, el avión supersónico; de pronto no vuela más porque resulta que no es rentable (y un accidente fatal en 2000 apuró su salida del mercado).
De pronto todos quieren el Airbus A380, el avión más grande del mundo con capacidad para hasta 800 pasajeros, que empezó a volar comercialmente en 2007, y ahora resulta demasiado grande para las cambiantes estrategias aerocomerciales y dejarán de fabricarlo.
Antes viajabas en octubre o noviembre a la Costa para ver qué alquilar para la temporada, ahora resolvés todo viendo las fotos en las web e intercambiando mensajes por WhatsApp con el dueño o con la inmobiliaria.
¿Cuándo fue la última vez que alquilaste y enganchaste el GPS al parabrisas o al tablero del auto antes de abandonarlo definitivamente por algunas de las aplicaciones de mapas del teléfono celular? ¿Te acordás cuando viajabas a Europa con pesetas, liras, francos -el euro comenzó a circular en 2002- o, incluso, cheques de viajero?
¿Y los comentarios online? Hoy nadie concibe organizar un viaje sin una lectura previa de opiniones -algo que facilitó TripAdvisor-, o blogs de viajeros. Un boca a boca multitudinario y accesible a toda hora.
Y así podríamos seguir un buen rato: ticket aéreo papel vs. ticket electrónico; Google Steet View y la posibilidad de “pararte” exactamente en una cuadra determinada en la ciudad que se te ocurra; las agencias de viajes online, los motores de reservas y los comparadores de precios; las redes sociales; la expansión de las low cost y la transformación de las aerolíneas tradicionales, conceptos que se van asentando como turismo sustentable, ecoturismo, slow travel…
En estos 30 años vimos aterrizar a Disney en París, se inauguró el Eurotúnel, se crearon las alianzas aéreas, el smartphone se convirtió en aliado indispensable para el viajero, tuvimos un primer turista espacial (Dennis Tito, 2001), un emirato totalmente desconocido que a comienzos de los 90 logró ubicarse como destino turístico y hub de conexiones (adivinaste, Dubái) y vimos quebrar -hace pocos meses- a Thomas Cook, la agencia más antigua del mundo (fundada en 1841)… y la lista sigue, se vuelve interminable. Cada uno puede sumar innovaciones, cambios, inventos, descubrimientos, adelantos, sucesos históricos y mutaciones.
En estos 30 años vimos aterrizar a Disney en París, se inauguró el Eurotúnel, se crearon las alianzas aéreas, el smartphone se convirtió en aliado indispensable para el viajero, tuvimos un primer turista espacial (Dennis Tito, 2001), un emirato totalmente desconocido que a comienzos de los 90 logró ubicarse como destino turístico y hub de conexiones (adivinaste, Dubái) y vimos quebrar -hace pocos meses- a Thomas Cook, la agencia más antigua del mundo (fundada en 1841)… y la lista sigue, se vuelve interminable. Cada uno puede sumar innovaciones, cambios, inventos, descubrimientos, adelantos, sucesos históricos y mutaciones.
“Los llamados cambios en todo momento de la historia son las consecuencias de factores realmente transformadores de la sociedad y en este caso en el mundo fenomenal de los viajes y turismo. Los drivers más trascendentes de esta mutación son para mí: la tecnología, la digitalización, la inteligencia artificial, la robotización, la innovación, el diseño, la globalización y el cambio climático. La llegada del iPhone, los avances espectaculares en los chips de silicio, el software, y el almacenamiento como el trabajo en red que ha venido a constituir una nueva plataforma tecnológica que está cambiando desde el modo en que viajamos hasta el destino de nuestros países o nuestras relaciones personales”, dice Jordi Busquets, experto en turismo: es asesor de FEHGRA (Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la Argentina), director de Tourism & Hospitality Consulting, fue presidente e integra el board de la IH&RA (International Hotel and Restaurant Association); integra el panel de expertos de la OMT y es miembro fundador de la Academia Argentina del Turismo.
“En el mundo hay unos dos millones de lugares que los viajeros quieren visitar; a su vez esos viajeros pueden escoger entre un mínimo de diez modalidades de alojamiento; ese cruce puede generar más de veinte millones posibles de búsquedas, recordando que hay informes recientes que hablan de 2.300 millones de interacciones diarias entre plataformas-proveedores y consumidores”, dice Busquets.
Si tomamos solo los últimos 30 años, según estadísticas de la Organización Mundial del Turismo (OMT), en 1990 había 435 millones de “llegadas internacionales” en todo el mundo (aclaremos que no miden personas, sino viajes, es decir, una misma persona podría representar varias llegadas internacionales); en 2000 fueron 680 millones. Para 2010 ya eran 952 millones y en 2012, gran hito, se superaron los mil millones de llegadas internacionales. Ya en 2018 fueron 1.407 millones de llegadas internacionales. Y en 2019, 1.500 millones: casi 4 veces más que cuando empezamos a contar unas líneas más arriba.
“La transformación del mundo, de sus modos de producción, del aspecto cultural han acelerado el proceso de globalización y han tenido a los viajes como uno de sus ejes principales. Hace 30 años que la demanda de los viajes a nivel internacional no para de crecer”, dice Aldo Elías, presidente de la Cámara Argentina de Turismo. Y señala que uno de los aspectos fundamentales que ha potenciado los viajes es la facilitación de los visados a nivel mundial.
Tanto la OMT como el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC) destacan, además, el gran impacto de la actividad en muchas economías: representa el 10% del PBI mundial y 1 de cada 5 empleos en el mundo están vinculados con esta industria.

Un punto ineludible en esta historia de los viajes es el 11S. Los atentados a las Torres Gemelas en Nueva York y el edificio del Pentágono el 11 de septiembre de 2001 se perpetraron con el secuestro de aviones comerciales y trajeron un fuerte cambio en cuestiones de seguridad.
Las más palpables para el viajero se centran en los aeropuertos, con controles más exhaustivos -especialmente en Estados Unidos, Europa y grandes centros de conexión internacional-, restricciones en lo que se puede llevar en el equipaje de mano -como los líquidos, geles y cremas-, la necesidad según el caso de sacarse el calzado para su revisión, separar los aparatos electrónicos que llevamos en la mochila y la incorporación de escáneres personales.
Paralelamente, se va incrementando año a año el almacenamiento y control de datos personales: en 2019, por ejemplo, se anunció que quienes solicitaran la VISA para ingresar en EE.UU. deberían aportar información sobre sus redes sociales.
Tiempos modernos
Muchos tenemos cartas y postales -propias o de nuestros padres- que mandábamos o recibíamos en los años 70 y 80. Luego vino la compra de tarjetas prepagas en el exterior para llamar a casa desde algún teléfono público a mediados de los 90 (alcanzaban para decir “Estoy bien, los llamo en una semana”) y, años más tarde, la búsqueda de un cibercafé o locutorio para utilizar una computadora que se abonaba por minutos y revisar los mails. Hoy, antes de hacer el check in en el hotel ya estamos tomando nota de la red de wifi para configurar el celular. Y hasta podemos chatear con algún amigo desde el avión.
Abordar los cambios no es tarea sencilla para una sola nota, pero sí podemos detenernos en algunas cuestiones. Todos los expertos consultados coinciden en marcar el desembarco del turismo en Internet, la revolución digital, como un hito que revolucionó la industria y la forma de concebir un viaje y de viajar. El 89% de los viajes en el mundo ya se organizan a través de plataformas digitales.
“La entrada del turismo en el mundo digital y la Internet significó una dinamización de los procedimientos y una facilitación para el acceso a la información. Esto implica un cambio de características exponencialmente progresivas en los últimos 30 años”, dice Elisa Beltritti, decana de la Facultad de Turismo y Hospitalidad de la Universidad Abierta Interamericana.
“Los cambios más significativos están vinculados con los avances de la tecnología que han permitido optimizar los procesos de comercialización de los servicios turísticos y la forma en que los turistas llegan y disfrutan de los destinos. Con la irrupción de la tecnología, los modelos de negocios de muchas empresas se han transformado y lo siguen haciendo. Tenemos mejores opciones de transporte, aviones que consumen menos combustible, enormes cruceros que son verdaderas islas flotantes, y una hotelería que ha optimizado en gran medida sus servicios y comodidades”, agrega Aldo Elías, de la Cámara Argentina de Turismo (CAT).
“El modelo ‘sol y playa’ sigue teniendo vigencia, pero es compartido con otros y el propio modelo tuvo sus transformaciones”, dice la historiadora Elisa Pastoriza, autora de “Mar del Plata, un sueño de los argentinos”, junto con el sociólogo Juan Carlos Torre.
También hay una segmentación cada vez mayor dentro de los perfiles del turista. “Tenemos los clásicos perfiles de turistas de placer, que viajan en familia, pero se han sumado los viajeros solitarios, los millennials, los viajeros con mascotas, lo de lujo, los viajes de negocios”, agrega Elías.
La era del conocimiento
Cuando se trata de organizar la historia del turismo, Jordi Busquets habla de “eras”. Considera que mientras que entre los años 1980 y 2000 estuvimos en la era de la segmentación de mercados, en el presente estamos en la era del conocimiento y la digitalización.
Aquel que no cambie, lo cambiarán o no sobrevivirá”, asevera Busquets, quien además identifica novedades y transformaciones que para él han marcado la actividad. Habla, por ejemplo, de la importancia de la llegada del motor de búsqueda de viajes de Google y también de la expansión del modelo “low cost” que supera al mundo del transporte (rubro en donde se inició este concepto) y presenta grandes desafíos “ya que bajo costo no implica para el viajero una disminución en los estándares de calidad”.
También señala que la mayor parte de la fuerza laboral del turismo está integrada por mujeres: el 54% de las personas empleadas en el turismo en el mundo son mujeres, frente al 39% en otras actividades económicas.
Mirada al futuro
“La gente no viaja más porque le falta plata o tiempo, no porque falte deseo”, dice Elisa Beltritti, recordando que el turismo se ha convertido en un hábito de consumo indispensable.
“Más que nunca el viajar es un derecho irrenunciable. Apalancados en las oportunidades de la nueva tecnología, los consumidores vienen reduciendo las estadías, acortando los plazos de decisión, pero han incrementado el número de viajes anuales. Y en los casos de dificultades y/o menores ingresos se reformulan las prioridades de consumo en los viajes, pero no se deja de viajar”, dice Busquets y habla del tiempo como el gran enemigo o competidor en la vida actual.
Pero en los avances del turismo y el incremento de viajeros en todo el mundo, no todo es color de rosa. Además del cambio climático que obliga a la industria -y a los viajeros- a tomar medidas que protejan el medio ambiente, también se da otra paradoja: destinos que se desesperan por diseñar estrategias que traigan más turistas que gasten su dinero y apuntalen la economía, frente a otros desesperados porque la cantidad de viajeros satura ciudades y expulsa a sus habitantes.
En cuanto a la saturación de algunos destinos, explica: “Tiene que ver con el crecimiento de los viajes, también con los viajes cortos y, desde ya, es un fenómeno muy desigual. Con esto digo: no ‘comprar’ la situación de Barcelona para aplicarla a cualquier lugar. La sensación de ‘ciudad tomada’ por los turistas tiene que ver con el volumen. Pero también con otras cosas, como una forma de hacer turismo que valora más la imbricación con los locales -están por todas partes, alojados en los mismos edificios, comprando en los mismos mercados, y ya no más en circuitos diferenciados, identificables como el rebaño que sigue al guía turístico-. Hay que tener cuidado también con el hecho de que en más de un caso las reacciones contra el sobre turismo esconden otros problemas: ¿la población local está siendo desalojada de sus barrios históricos por los turistas? ¿O en realidad lo está siendo por la especulación inmobiliaria? ¿Rechazan a los turistas porque son molestos o porque son ‘otros’ y el rechazo es el mismo que tienen contra inmigrantes y otros ‘indeseables’? Son preguntas que vale la pena formular y, al menos, ¡vale evitar miradas ingenuas!”.
La tecnología avanza, las crisis -económicas, políticas, sanitarias- llegan y pasan, y en cada rincón del mundo, siempre hay alguien que sueña con un nuevo viaje. Y la rueda vuelve a girar.
Fuente: Clarín- Grisel Isaac 28/1/2020
El Dr. Claudio Pla en “Diamantes Brutos” Radio Conceptos 95.5
Millennials por el mundo: cómo viajan, a dónde y 5 cosas para aprender de ellos
Los millennials son naturalmente turistas, viajar forma parte de su vida. Es por eso que la cantidad de viajeros entre los 25 y 35 años va en aumento. Es una generación que reserva parte de su sueldo para conocer otros lugares, ya sean destinos nacionales, internacionales clásicos u exóticos y hasta escapadas acá nomás. “Según la Organización Mundial de Turismo, para 2020 unos 370 millones de millennials realizarán viajes internacionales”, dice Sebastián Mackinnon, gerente general de Argentina y Uruguay de Despegar.
Florencia Siviero, que tiene 36 años, es licenciada en Relaciones Públicas e Institucionales y trabaja en marketing digital, para ella armar las valijas es algo habitual. ” Mis viajes suelen ser espontáneos, suelo comprar los pasajes como máximo un mes antes. Cuando se me ocurre algún destino me súper entusiasmo y veo cuáles son las fechas en que sale más barato ir y cuando puedo pedir vacaciones, generalmente sin goce de sueldo. Googleo cuáles son los barrios con más onda para alojarse y todas las actividades que no pueden faltarme para sentirme como un local, siempre privilegio las actividades menos turísticas”, dice. Su preferencia es alojarse en hostels lo que le permite “conocer gente y disfrutar de la ciudad con nuevos amigos”, aclara, la única exigencia es que estén bien ubicados para poder recorrer a pie. “Siempre ahorro y una parte importante está destinada a los viajes. Para mi viajar es una inversión porque me abre mucho la cabeza, me distiende y me da nuevas ideas. Mínimo lo hago unas tres veces al año, siempre incluye un viaje largo a otro continente, y escapadas de algunos días a lugares más cercanos. Los últimos viajes los hice a Nueva York, donde me quedé cinco días; Sicilia, por una semana y Madrid por cuatro días”, cuenta.
Una gran mayoría de estos jóvenes viaja solo. Según Pablo Aperio, gerente general de TTS Viajes, “es la generación con mayor cantidad de viajeros solos”, seguramente porque ven al turismo como una oportunidad para incrementar su red de contactos. Coincide Jaime Hernández, gerente de ventas en Sky, la compañía aérea low cost de origen chileno, “los millennials cada vez más están atreviéndose a viajar solos, porque se ponen en pareja más tarde. Generalmente cuando van a realizar un viaje por un período extenso lo hacen solos y cuando salen de vacaciones o por un período más limitado, viajan en pareja o en grupos de amigos”, asegura. Es el caso de Julia Marzik, 31 años, comunicadora y artista, que suele visitar otros lugares sin compañía. “Me gusta viajar para conocer gente y vivir experiencias nuevas. Visitar lugares menos conocidos y más escondidos, que solo puede darte una persona local que te compartió el tip. Es lindo tener la foto del Empire State o del puente de Brooklyn, pero por lo general, las visitas a lugares menos conocidos son las que me dejan las mejores sensaciones. Los lugares son las personas, eso me dejó este último viaje que hice a Nueva York”, comenta.
A diferencia de los silver suelen elegir viajes hiperactivos, con muchas actividades, por encima de los viajes relajados. “Para ellos es importante vivir la experiencia local, insertarse por completo en ella, con un nivel alto de calidad”, agrega Mackinnon. “No comparten con otras generaciones la afición por las compras y la necesidad de ir a consumir a un destino, sino que tienen como premisa vivir experiencias, eso los diferencia absolutamente de otras generaciones”, asegura Jerónimo Pou, director de Travel Care.
“Mi fin es trabajar para viajar y conocer la mayor cantidad de países y culturas que pueda. Fui a Berlín, Croacia, Ibiza y a Barcelona donde aproveché para visitar a una amiga que se fue a vivir a España. En cada lugar que visito me encanta hacer un tour gastronómico y probar los platos típicos. Otra cosa que me gusta mucho son las festividades típicas para conocer la parte cultural y musical del país elegido. Por ejemplo, en Barcelona, fui a las Fiestas de Gracia que me encantaron”, señala Sofia Casabal, comunicadora social de 26 años.
El smartphone es su aliado a la hora de planificar un viaje. “Podría pensarse que son impulsivos, sin embargo, 8 de cada 10 planifica sus viajes con antelación. Les gusta tener información completa del sitio que visitarán y valoran las recomendaciones, tanto de familia y amigos, como de sitios online especializados y redes sociales”, agrega Mackinnon. “Una de sus más grandes preocupaciones es no poder vivir distintas experiencias y, además, no poder estar comunicados, algo que para ellos es fundamental. Necesitan tener datos o wifi para poder transmitir información a sus padres o amigos, a través de las redes sociales y otras formas de comunicación, y contarles la experiencia que están viviendo a quienes conocen y también a quienes no”, dice Pou. Hay que tener en cuenta que los millennials viven los viajes en sus redes sociales. “La mayoría comparte en real time el itinerario y toda la experiencia de su recorrido”, dice Mackinnon. Y agrega: “su valoración de un destino es muy importante, dado que son capaces de imponerlos como tendencia”.
En el alojamiento quizá está una de las más grandes diferencias con personas de otras edades, “no suelen tener preocupaciones en general, por ejemplo, al momento de elegir el lugar en donde van a dormir, aceptan desde un hostel hasta una habitación en una casa o departamento, y quizás también una habitación de hotel, pero no es tan frecuente. En su mayoría, tampoco alquilan autos, es una generación alineada con el cuidado y una mayor conciencia sobre el medioambiente, por eso gustan de usar transporte público o bicicletas”, cuenta Pou. Coincide Aperio y asegura que como buscan la manera de vivir un turismo más responsable, no tienen miedo a probar nuevas formas de alojamiento, “como el couchsurfing, alojarse en sillones de otros, prefieren vivir como uno más, parecer lo menos turista posible”, dice. “Para ser sincera, hace años que no me hospedo en un hotel. Mis últimas experiencias fueron alquilar una habitación vía amigos o conocidos o hostel o a través de Airbnb. Trato de hacer un viaje internacional cada dos años, viajar afuera es cada vez más caro y en Argentina, por suerte, tenemos unos destinos increíbles para visitar”, cuenta Marzik.
Otra característica de los millennials es que disfrutan de manera más simple el hecho de viajar. Su forma distendida los hace empaparse mucho más de las experiencias desde que ponen un pie fuera de su casa. “Esta generación de viajeros se caracteriza por la simplicidad con la que disfrutan viajar. Los vemos llegar a nuestros aviones con el mate bajo el brazo, un bolso de mano o a lo sumo una valija para dos pasajeros. Suele buscar pasajes baratos, para poder usar el resto del dinero en el hospedaje y en algunos paseos en el destino. Por eso aprovechan las promociones que buscan online y siempre comparan alternativas”, explica Darío Ratinoff, gerente comercial de JetSMART en Argentina. A su vez a la hora de tomar un vuelo, la flexibilidad es una exigencia. “Resulta primordial, porque como permanentemente están recorriendo y conociendo, la posibilidad de poder hacer cambios o de pronto, también tener un límite más amplio en cuanto a equipaje, son elementos que valoran y les favorece para poder viajar como quieren”, agrega Hernández, de Sky.
Una gran cantidad de millennials viaja por períodos largos, que pueden ir entre tres a seis meses o incluso un año o más. Sin embargo, los que encuentran un trabajo estable no renuncian a salir de viaje, aunque sea por períodos más cortos que pueden ser entre dos y tres semanas durante sus vacaciones. Está claro que para ellos el trabajo nunca puede ser un impedimento para dejar de lado uno de sus mayores placeres. “También son muchos los que conservando su trabajo se van sin goce de sueldo y de esta manera pueden viajar por períodos más extensos”, aclara Jaime. Por otra parte, las escapadas cortas que les permite desconectar de la rutina en cualquier momento del año también llevan el sello de esta generación. “Sobre todo a destinos nacionales, para esto aprovechan las ofertas tipo last minute o bien los programas de millas”, dice Aperio. “Las propuestas de escapadas tienen que estar diseñadas a partir de la preferencia de los viajeros que quieren vivir viajando y no esperan un momento del año para conocer un lugar o descansar. Las escapadas tienen esa motivación por vivir una aventura o disfrutar de la gastronomía de un lugar, en cualquier momento del año, pero cerca de casa”, agrega Mackinnon.
Los destinos elegidos
En cuanto a los destinos hacia los que se inclinan, según Aperio, “el sudeste asiático, Japón, Australia y Nueva Zelanda se destacan en sus elecciones. No descartan destinos típicos como las ciudades europeas o Nueva York, pero planifican el viaje de forma distinta, arman sus propios recorridos y vivir experiencias más locales. La elección de estos destinos o más bien del tipo de viaje tiene que ver con su comportamiento como consumidor. El millennial busca vivir lo único, que su viaje no sea un copy paste de otras experiencias”. Las playas más buscadas por este target según una encuesta de Despegar entre sus seguidores de Instagram, son San Andrés (Caribe), Tulum (México), Arraial do Cabo (Brasil), Eagle Beach (Caribe), Isla Mujeres (México), Playa del Carmen (México), Varadero (Cuba), Baru (Colmbia), Bayahibe (República Dominicana) y Cayo Largo (Cuba); mientras que Río de Janeiro, Machu Picchu y Roma, se consagraron como los tres destinos más instagrameables.
Perfil del viajero millennial
- Al alojarse ganan aplicaciones como Airbnb o hostel.
- Eligen destinos clásicos con una nueva mirada, o bien exóticos.
- Prefieren más experiencias y menos shopping.
- Son fans de las escapadas para cortar la rutina.
- Según una encuesta, las lugares más instagrameables son: Río de Janeiro, Machu Picchu y Roma
5 cosas para aprender
- Eligen fechas según los precios más baratos de aéreos y prefieren que sean flexibles al contratarlos.
- Conservan el trabajo pero se toman días sin goce de sueldo.
- La simplicidad: viajan con bolsos de mano o una valija para dos.
- Lo viven como una inversión en conocimiento e inspiración
- Vivir experiencias para compartir con locales. Ser lo menos turista posible.
Fuente: Silvina Vitale , La Nación
Como ser un buen pasajero de avión
Respeto, sentido común y normas no escritas que ayudan a una mejor experiencia a bordo.
No hace falta ser un gran viajero del mundo, pero sí una cuota importante de respeto y sentido común. Aquí, una serie de consejos para tener en cuenta a la hora de volar en avión y no resultar un pasajero molesto.
1. Anticiparse al control de seguridad. A todos les parece engorroso, pero es un paso esencial para garantizar la seguridad de los pasajeros. Por eso, lo mejor es tener en cuenta las reglas y ayudar para que el control fluya.
Deshacerse de los líquidos en los tachos habilitados para ello, sacarse el calzado en aquellos aeropuertos que lo requieran, sacarse cinturón y chequear no tener monedas en los bolsillos. Y sacar de los bolsos y mochilas los dispositivos electrónicos como celulares, tablets o notebooks y acomodarlos en las bandejas. Todas las dudas sobre qué podemos llevar en el bolso de mano o no pueden consultarse en los días previos con la línea aérea.
2. Evitar hacer colas. Todos tienen su lugar asignado y, en general, las aerolíneas van llamando por grupos a la hora de embarcar. Basta con que un pasajero comience a hacer la cola en la puerta de embarque para que el resto forme fila detrás, a veces esperando de pie más de media hora e interrumpiendo el paso para los pasajeros que se dirigen a otras puertas.
3. Compartimentos superiores. El espacio es compartido por lo tanto tener conciencia de que todos tienen derecho a ubicar sus valijas carry on o bolsos de mano en el compartimento superior. Si ya ubicaste la carry on, la mochila llevala debajo de tu asiento.
4. Instrucciones de seguridad. Es importante prestar atención, sea con un video o con la tripulación de cabina explicando todos los aspectos dela seguridad del avión.
5. Apoyabrazos. El espacio entre asientos es pequeño, ya lo sabemos. Y el apoyabrazos es compartido. Así que evitá acodarte como si estuvieras en el living de tu casa y tratá de compartir.
6. Baño. Es increíble ver la cantidad de gente que sube al avión y ya antes de despegar está utilizando el baño. Se recomienda pasar por el baño en el aeropuerto, antes de ingresar en el avión. Y luego sí utilizarlo durante el vuelo. Otro tema: por favor, utilizar calzado para ir al baño.
7. A la hora de reclinar asientos. Origen de muchas discusiones, el reclinar el asiento es, por un lado, un derecho del pasajero -para eso está la palanca- pero, por otro, una incomodidad para el pasajeros de atrás. En todo caso, lo ideal sería avisar cuando uno vaya a reclinar el asiento o fijarse que la persona no esté comiendo o trabajando con la mesa para evitar molestar. Un “por favor” o “permiso” siempre ayuda.
8. Evitar llamar a los tripulantes de cabina a cada rato. El abuso del timbre es molesto para los tripulantes que están trabajando.
9. No convertir en avión en un basurero. Aunque el vuelo sea largo, no hay razón para dejar papeles o restos de comida tirados por todos lados. Colaborar con la higiene y prestar atención al momento en que la tripulación pasa con bolsas para retirar la basura.
10. Levantarte cuando sea tu turno para salir. Basta con que se apague la luz de abrocharse el cinturón de seguridad para que instantáneamente todos los pasajeros salten del sus asientos ansiosos por salir del avión. Un caos de gente amontonada en el pasillo.